Hace 12 años
lunes, 24 de agosto de 2009
Ricardo Cobos S.J.
1. La palabra ARTE se suele emplear en contra posición a la naturaleza; y es la facultad que posee una causa inteligente creada, para modificar, más o menos ingeniosamente, los objetos existentes en el mundo real.
2. Las Artes se dividen en 1) Artes Mecánicas o serviles (las que están ordenadas al bien del cuerpo); y 2) Artes Liberales o bellas artes (las que se dirigen al bien del alma, en la que reside la libertad)
De estas últimas trata el presente libro
3. Fin de las Artes liberales (o bellas artes): en todas es expresar la belleza con formas más o menos imitativas
4. Belleza es el esplendor del orden, según la profunda definición de San Agustín; es decir, el resplandor que emana de una multiplicidad de elementos armónicamente dispuestos
5. Fealdad es la privación del orden que corresponde a una cosa (fealdad física) o una acción (fealdad moral) De ahí que nada exista en el mundo comparable al pecado en el orden de la fealdad
6. Jerarquía de la belleza: basándose en el profundo pensamiento agustiniano que identifica la belleza con el orden y teniendo presente la superioridad del orden moral sobre el material y físico, tenemos que establecer una jerarquía en la apreciación de la belleza: la belleza moral (por ejemplo, la de una acción sacrificada o heroica) estará siempre sobre la material y sensible. Más aún: si a vueltas de expresar la belleza material, expreso diréctamente, o de rechazo, algún aspecto pecaminoso (desordenado y, por lo tanto, feo), atropello indignamente los valores fundamentales de la estética. De ahí la maldad del llamado realismo exagerado o naturalismo.
7. El Arte por el Arte: Esta fórmula puede admitirse si quiere significar el carácter desinteresado del Arte (que no tiene fin utilitario); pero es totalmente inadmisible si se emplea -como suele emplearse- en el sentido de que el Arte debe prescindir de la Moral. La fórmula naturalista de que el "todo puede ser expresado artísticamente" es incompatible con la totalidad estética, ya que, si el asunto es pecaminoso y, por tanto, antiestético, lo más que podrá conseguir el artista será la belleza parcial de los medios de expresión.
Tomado de Historia del Arte de Ricardo Cobos S. J. Madrid 1944
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